¿SERÁ
O NO SERÁ?
La
Iglesia de Santo Domingo es un templo barroco del siglo XVIII y es todo lo que
queda de lo que fue el importante convento de la Orden de Santo Domingo, en la
Ciudad de México. Se localiza en el centro histórico de la ciudad, en la Plaza
23 de mayo, y frente al costado norte de la Plaza de Santo Domingo, bastante
cerca de la catedral. En ella se encuentra enterrado Tlacahuepantzin
Yohualicahuacatzin, más conocido como Pedro de Moctezuma, uno de los hijos de
Moctezuma II, muerto en 1570.
La
construcción de un sencillo y pequeño templo se inició poco después de la
conquista de la ciudad, hacia 1527, para ser concluida hacia 1530. Se
reconstruyó por primera vez entre 1556 y 1571, para ampliar las dependencias
del convento y capillas alrededor del templo principal. Esa segunda iglesia fue
dañada severamente durante una inundación de la ciudad, y se decidió volver a
reconstruirlo, en un fastuoso estilo barroco diseñado por Pedro de Arrieta,
durante la primera mitad del siglo XVIII, cuando tomó su aspecto actual. A
finales del siglo XVIII se introdujeron cambios en el interior con decoraciones
neoclásicas.
A
un costado de esta magna construcción aún se encuentra la fuente que podemos
ver en imágenes de aquellos tiempos, y que se nota al frente del Portal de los
Evangelistas, fuente que no es la de la Corregidora, es más sencilla y pequeña
con un águila devorando una serpiente sobre el nopal. Se dice que fue mandada
construir por Ildefonso de Iniesta y Bejarano, arquitecto mayor de la ciudad en
1780.
En
la actualidad hay un hecho que pocos saben, pues la fuente que se encuentra a
un costado de lo que queda de la Iglesia de Santo Domingo, en la calle Leandro
Valle, es una fuente con similares características, por lo que la mayoría
supone que se trata de la misma construcción, pero, se dice que aquella fuente
coronada por el águila y el nopal fue demolida alrededor del año de 1900 para
colocar precisamente la actual fuente de Doña Josefa Ortiz de Domínguez.
Una
interesante versión que sería necesario corroborar a fondo, pero por ahora nos
quedamos con esta construcción que actualmente podemos apreciar al costado de
la iglesia y que le da un toque muy especial a la zona, ya que nos traslada en
mente a todos esos años donde estos terrenos eran frecuentados por toda esa
gente que en medio de sus quehaceres, pasaba una y otra vez por esta zona. Un
pasaje muy importante de nuestra historia que sitios como este, no lo hace
valorar.
Roberto
Samael C E