miércoles, 18 de diciembre de 2013

CRÓNICAS DESDE EL CENTRO HISTÓRICO

RECORRIDOS MÁGICOS 

Para esas personas que disfrutan de paseos por el Centro Histórico, que gustan de saber más sobre sus calles, edificios, personajes que ahí habitaron y toda esa parafernalia en historia, leyenda y magia que nos ofrece en la actualidad, para ellos tenemos este blog, como una forma de guía al visitar esta zona específica, en el corazón del Distrito Federal. Y en esta ocasión les presentamos una de muchas entrevistas que tendremos con personajes especiales y de vasto conocimiento sobre esta área mágica que tanto disfrutamos y ahora nos ocupa. Es una plática entrevista con un cronista “Juan Hernández”, que nos ira mostrado aspectos sobresalientes de estas calles con su gran legado y para conocer su trabajo, iniciamos con la calle de Moneda y algo de todo lo que en ella aun tenemos.

PLATICANDO CON UN CRONISTA 

Roberto S. C. E.: Amigo Juan, ¿cómo y en qué consisten tus recorridos?
Juan Hernández: Hasta el día de hoy cuento con aproximadamente 50 rutas por toda la ciudad de México, y aún me faltan más por preparar. Ando por rutas, ya sea cubriendo alguna zona o por una sola calle, tienen una duración en promedio de tres horas cada una. Sobre las cuales hago referencia de los sitios por los que vamos pasando, así como la crónica de algún suceso relevante o de importancia histórica, también reseño sobre las personalidades que vivieron por ahí. Además de relatar algunas leyendas en el sitio donde realmente ocurrieron los acontecimientos.

INTERESANTE RELIQUIA GUADALUPANA

Roberto S. C. E.: Ya en la calle de Moneda, ¿que hay sobre la tabla de una mesa que se muestra en el Palacio del Arzobispado y por qué esta ahí?
Juan Hernández: Cuenta la tradición que en éste lugar se verificó el milagro Guadalupano, ocurre que el 12 de diciembre de 1531, una vez que el indio Juan Diego mostró al Obispo de México fray Juan de Zumárraga, el ayate con las rosas que la virgen le mandó recoger, apareció la imagen de la virgen María de Guadalupe, y sobre la mesa, cuyo pedazo se halla en exhibición, colocó la referida tilma. Se encuentra ahí ya que además de ser dicho edificio el Palacio Obispal o sea, su casa, era donde además atendía tanto a españoles como a indígenas.

LA CASA DEL SOL Y LA LUNA

Roberto S. C. E.: La casa donde en las esquina está el Sol y la Luna grabados, ¿qué fue esta antigua casona?
Juan Hernández: Es conocida como la casa del mayorazgo de Guerrero, que perteneció a don Juan Martínez Guerrero. Es una casona colonial que nos remonta al siglo XVII, fue reconstruida por el afamado arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres. Respecto a las figuras del Sol y la Luna, se debe a que en ella habitó el matrimonio conformado por don Enrique de Luna y doña Sol Olmedo. Completa la ornamentación otros relieves en los muros del torreón, los cuales son: la fuente, el pozo, el árbol, el castillo, la palma, el ciprés, todos aluden a la Virgen María.

DEFENSOR DEL AHORA EX CONVENTO DE CHURUBUSCO
Roberto S. C. E.: Respecto a la casa del General Manuel Rincón, ¿quién fue él?
Juan Hernández: Forma parte de la casa del mayorazgo de Guerrero. En una de las habitaciones superiores es donde fallece el Gral. Manuel Joaquín Rincón y Calcaneo. Es, junto con el Gral. Pedro María Anaya, a quienes encarga el Gral. A. López de Santa Anna la defensa del ex–convento de Santa María de los Ángeles, en Churubusco, una vez que se da la invasión estadounidense, el día 20 de agosto de 1847. Lugar que trataron de defender, más sin contar con el armamento requerido, tuvieron que recapitular, no rindieron la plaza, sino hasta agotar todos y cada uno de los cartuchos, municiones y balas de cañón, Ya que, aunque el Gral. López de Santa Anna, mandó balas de cañón, el calibre no correspondía a los cañones que tenían. Después de un poco más de tres horas de arduo combate, el invasor resultaba victorioso, más una vez que el teniente E. Twigs, preguntó al Gral. Anaya, por los restos de la armería, éste contestó indignado: “¡Si hubiera parque no estaría usted aquí!” Siendo senador de la República muere la mañana del 24 de septiembre de 1849, en la ciudad de México en la casa marcada con el número seis de la calle de Santa Inés (ahora núm. 20 de 2ª calle de Moneda) siendo sepultado por su esposa doña Josefa Calderón, en el interior del templo de Santa Inés, ubicado a unos cuantos pasos de su morada.

UN GRAN CARICATURISTA

Roberto S. C. E.: Platícanos sobre este gran personaje, Guadalupe Posada y esta lo que fue su casa.
Juan Hernández: También forma parte de la casa del mayorazgo de Guerrero. Sobre la calle de Moneda instalaría su taller Guadalupe Posada. Fue un gran grabador, ilustrador y caricaturista. Célebre por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de crítica socio-política y por su calavera Garbancera. Ilustró: corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros. Su obra influyó en artistas posteriores como José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez, entre otros.

DEL HOSPITAL DE BUBAS Y SAN JORGE
Roberto S. C. E.: Por ahora, rematamos con la célebre Academia de San Carlos y esa peculiar estatua de San Jorge.
Juan Hernández: Edificio que albergara en un principio al Real Hospital del Amor de Dios, donde se atendían los enfermos del mal de bubas o sifilíticos. Fundado por el Obispo Juan de Zumárraga en 1539. Una vez que el grabador español Jerónimo Antonio Gil, llegó como tallador a la Real Casa de Moneda, concibió la idea de fundar una academia al estilo de las que funcionaban en Europa. La funda en la Real Casa de Moneda en el año de 1781, bajo el nombre de: Academia de las tres nobles artes: Pintura, Escultura y Arquitectura Para el año de 1791 se traslada al edificio que albergara al hospital. La fachada es de estilo renacentista fue realizada bajo la supervisión de Javier Cavallari. La ventana de la esquina en la planta baja, fue cegada en el año de 1910, para alojar en una especie de nicho, la réplica de San Jorge de Donatello, que obsequió el gobierno de Italia al pueblo de México para las fiestas del Centenario por la independencia.

RECORRIDOS CON HISTORIA

Roberto S. C. E.: Dónde te localiza la gente que quiera saber más sobre tus recorridos.
Juan Hernández: Por el momento sólo por vía internet, me pueden buscaren mí página laboral de facebook con el nombre de nauj susej lig zednanreh, en la cual voy compartiendo tanto mis recorridos de forma semanal, como las diversas experiencias y sorpresa que la propia ciudad me da. Para más información por teléfono celular al número 044 55 28 51 90 07. Amigo Roberto, muchas gracias por tu tiempo y estoy a tus órdenes para los que se ofrezca.

LA RIQUEZA Y MAGIA DE UN GRAN PASADO EN UN MISMO SITIO


Breve e interesante recorrido sobre una calle que nos ofrece mucho mas de todo eso que ha acumulado tras los años. Sabemos que escritos, programas de audio y vídeo constantemente aparecen tratando de dar a conocer toda esta riqueza que tenemos los capitalinos, los mexicanos del interior de la republica, por lo cual, este es nuestro granito de arena con el mismo fin, conocer más de nuestro Centro Histórico, ya lo hicimos antes lo seguiremos haciendo y muy pronto tendremos más recorridos especiales de este tipo con detalles e historia que esperamos cumplan con sus expectativas... Agradecemos cordialmente a nuestro amigo Juan Jesús Gil Hernández por compartirnos algo de todo eso que sabe sobre este sitio tan especial, la Ciudad de los Palacios.

viernes, 23 de agosto de 2013

PALACIO POSTAL DE CORREOS

El Palacio de Correos, se erige en el centro del Distrito Federal, como uno de los pocos monumentos que no padece hundimientos y que ha visto caer a otros edificios más jóvenes en los grandes sismos ocurridos en 1911, 1957 y 1985. Llamado por las crónicas de su tiempo como "el riñón de la ciudad", este inmueble de cuatro niveles y 30 metros de altura situado en la esquina de Tacuba y Eje Central, fue edificado a principios de 1902 sobre un terreno que fue sede del Hospital de Terceros Franciscanos, luego se convirtió en la Escuela de Administración y finalmente en hotel de ferrocarrileros, hasta que por las necesidades del Servicio Postal Mexicano se decidió construir esta obra. Dicho proyecto fue encargado al arquitecto italiano Adamo Boari y al ingeniero mexicano Gonzalo Garita.

El primero fue coautor del Palacio de Bellas Artes, mientras que el segundo edificó el actual Hotel de la Ciudad de México (antes Centro Mercantil); la Columna de la Independencia y fue director de Obras del Palacio Nacional y del Castillo de Chapultepec durante el Porfiriato. El entonces Presidente de la República, Porfirio Díaz puso la primera piedra de la construcción el 14 de septiembre de 1902 que se concluiría cinco años más tarde, el 17 de febrero de 1907, con una gran fiesta a la que arribó el Primer Mandatario en una elegante carroza, y a la que concurrieron todos los integrantes del gabinete; miembros del cuerpo diplomático, personalidades de la sociedad y que inició a las ocho de la noche. El costo de la obra ascendió a 2 millones, 921 mil pesos con 94 centavos.

A decir de los críticos de arte, el Palacio Postal posee un estilo híbrido o ecléctico, es decir, sus influencias van desde el medio renacimiento de Italia; pasando por el medio gótico isabelino hasta el plateresco español. Para lograr lo anterior se recurrió a contratistas de Nueva York quienes se encargaron de parte del armazón y acero estructural; el material de fierro y bronce fue traído de Florencia; la parte de escultura y decorado a base de cantera blanca de Pachuca y los mármoles de la fábrica de Santa Julia. El piso original y los acabados de bronce que aún se mantienen en algunas partes de la planta baja y el primer piso fueron exportados de Venecia. El reloj proviene de Alemania, aunque por causas desconocidas se perdió una manecilla. En la actualidad ya opera con varias partes nacionales. Todos los sillares de piedra de las fachadas están ligados entre sí por amarres de hierro y a su vez con columnas, con el propósito de hacer trabajar mejor la estructura del conjunto y prevenir el efecto de temblores y hundimientos.


De hecho, todas las columnas fueron hechas de yeso con un acabado de cera de abeja denominado escayola, para luego protegerlas con una armazón de acero con tela de alambre por dentro. Estas características hacen al edificio más ligero y esbelto. Sin embargo la historia de este inmueble también ha registrado varios incidentes. A principios de los 50´s, el tercer y cuarto nivel fueron concesionados al Banco de México. Incluso se construyó un puente entre ambos edificios para comunicarlos entre sí. En algún momento de esta cesión que finalizó en 1991, las autoridades bancarias decidieron realizar un entre piso, una cocina y un comedor entre otros espacios, lo que rompió con la estructura original. Por si esto fuera poco, pintaron toda la herrería de negro y las columnas de naranja. Lo anterior aunado a los efectos de la contaminación ambiental, hizo necesario que a partir del primero de julio de 1996, empezaran los trabajos de remodelación. No obstante, el Palacio Postal fue declarado como Monumento Artístico el cuatro de mayo de 1987. 

LA CASA DE LA PRIMERA IMPRENTA DE AMÉRICA

Sobre la fachada sur de la casa marcada con el número 10 de la calle del Licenciado Primo Verdad esquina con la calle de Moneda, se puede leer en una placa que indica: "El Virrey Don Antonio de Mendoza estableció aquí en el año de 1536, la Primera Imprenta de América. Los tipógrafos fueron Estaban Martín y Juan Paoli". Edificada por el conquistador Jerónimo de Aguilar en 1524 la llamada "Casa de la Imprenta", su construcción fue en un predio perteneciente al conjunto arquitectónico dedicado a Tezcatlipoca, una de las principales deidades del panteón mexica; por ello, el inmueble está situado en los límites del antiguo recinto sagrado de Tenochtitlan. Don Joaquín García Icazbalceta fue el primero en insinuar que en este sitio estuvo la llamada "Casa de las Campanas", donde funcionó la primera imprenta del Nuevo Mundo, cuyo fundador fue Juan Pablos con licencia otorgada por el alemán Johan Cromberg. En ese entonces las calles se llamaban Martín López y Juan de Cuevas. Al parecer este inmueble cambiaba rápidamente de propietario, pues se tienen informes que perteneció al obispo Fray Juan de Zumárraga, y para 1542 la poseía Martín de Zavala y seis años después estuvo en manos de Martín de Aranguren, aunque después un misterio corre sobre la finca por espacio de dos siglos. Se dice que en el siglo XVII la casona perteneció al Monasterio de Santa Teresa de la Orden de las Carmelas Reformadas.

Es hasta el siglo XVIII cuando se sabe que el inmueble pertenece a la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos de la Ciudad de México. Desgraciadamente, en 1847 las tropas norteamericanas ocuparon el convento destruyendo completamente el archivo, con lo que se perdieron todos los títulos de legítima adquisición que hiciera la comunidad de sus fincas. Posteriormente en 1856 el Padre Maestro Ex provincial y Conmedador del convento Grande de Nuestra Señora de la Merced, Fray Ramón Dávila, vendió la casa al Licenciado Lucio Padilla en tan sólo 15 mil pesos. El señor Padilla murió y en 1895, se vende la propiedad a Luisa María Magdalena Contreras, representante del hospital "San Andrés". Más adelante, en 1918 Arcadio Molina, director de los periódicos "La Lucha", "La Flama" y "El Microbio", se estableció como inquilino del inmueble. Cinco años después y por 40 mil pesos oro nacional, el ganadero Francisco Mier y Terán adquirió la casa. Por la misma cantidad, su viuda se la vendió a Ismael Rego en 1929. Cabe destacar que ya funcionaba en el edificio entre otros negocios, la Imprenta y Papelería Militar "Marte", que bajo otra razón social continúa en funcionamiento en el mismo lugar. De igual forma, se encontraba la casa de huéspedes "La Familiar". Un nuevo cambio de dueño surgió en 1939 cuando Amalia Hernández de Rojas compró el inmueble. Siete meses más tarde, dicha señora lo vuelve a vender a favor de María Ruiz Rueda, originaria de Guadalajara, Jalisco, quien pidió el desalojo de los vecinos con la idea de modernizar el inmueble, aunque no le fueron autorizadas las obras.

Ruiz Rueda vendió la casona de 383 metros cuadrados a su hermano Manuel por 250 mil pesos al contado. A su muerte en 1967, quedó como única propietaria la misma María Ruiz, a quien el Gobierno Federal con motivo de los trabajos de restauración del Centro Histórico, se le compró el 21 de octubre de 1981 por ocho millones de pesos. En octubre de 1989 iniciaron las labores de restauración en este inmueble histórico. La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y el Instituto Nacional de Antropología, mediante la Subdirección de Salvamento Arqueológico, desarrollaron un proyecto de investigación interdisciplinario sobre este edificio para realizar un eficiente proceso de preservación y adecuación del lugar. Los investigadores descubrieron una pieza escultórica mexica. Lo primero que se observó fueron unos enormes colmillos y las escamas, así como un ojo. Poco a poco se pudieron apreciar las dimensiones de la obra. La parte superior se situaba a 82 centímetros de profundidad al nivel del piso. Se trataba de una cabeza de serpiente. Es posible que la cabeza de esta escultura haya sido visible para los inquilinos de la casa en los siglos XVI y XVII. Un detalle de la construcción es que la mampostería se mantuvo intacta por más de 400 años. Actualmente, la UAM utiliza el inmueble como parte de sus oficinas dedicadas a la preservación de la cultura en nuestro país.

sábado, 17 de agosto de 2013

CATEDRAL METROPOLITANA DE MÉXICO

Considerado el Primer Monumento Religioso de América, la Catedral Metropolitana de México fue edificada a lo largo de 218 años por 16 arquitectos sobre una plancha de cemento cimentada por 22 mil estacas de madera, que han resistido sismos, incendios y hundimientos por más de 400 años. Construido sobre un centro ceremonial Mexica, luego de la conquista, fue alzada una catedral provisional sobre lo que sería parte del atrio y Zócalo, misma que sería demolida en 1626.

En 1573 se inició la magna obra literalmente sobre el fango. Para salvar este obstáculo, se copió el modelo de los Mexicas y se llevó a cabo una plancha de cascajo y piedra sobre estacas de madera a una distancia de 60 centímetros cada una. En los primeros 100 años de la obra, ésta se hundió 75 centímetros. Hoy en día hay una diferencia de 1.40 metros de diferencia en el desnivel si uno camina desde la esquina de la calle de Guatemala al lado oeste del Zócalo. Del modelo original lo único que no se concretó fueron dos torres que deberían estar del lado de la calle de Guatemala. Lo primero que se concluyó fue el Altar de los Reyes, terminado por el arquitecto Gerónimo de Balvés, hecho totalmente de madera tallada, con imágenes de santas y santos que fueron reyes y reinas; dicho Retablo está cubierto con hojas de oro y que fue la primera muestra del estilo churrigueresco combinado con barroco.

Hacia 1667 se completó el techo de la construcción. Quizá lo que vino después fue la Sacristía en forma de bóveda. La cúpula la concluyó el arquitecto catalán Manuel Tolsá. En este sitio hay cuatro murales en los que se representan episodios bíblicos como la Creación y la lucha entre Dios y Satán. Fueron obra de artistas del Virreinato como Villalpando e Ibarra. También está una pequeña imagen de la Virgen de la Asunción, a la cual fue dedicada la Catedral. Literalmente pegado a la Catedral fue edificado el Sagrario en 1740, debido a que por motivos religiosos, faltaba una iglesia que se abocara a las labores que cada templo tiene obligación. En cada uno de los costados del templo están repartidas siete capillas, cada una esta separada por muros de 2.80 metros de espesor, lo que ha servido como contrapeso en contra de las inundaciones y temblores. Esta construcción tiene un peso de 127 mil toneladas.

Por cierto que el Calendario Azteca, hallado en 1790, estuvo pegado por muchos años en una pared del sector oeste del inmueble. Más adelante se quitó de ahí, aunque lo que continúa en esa parte es una placa conmemorativa. Cerca de este lugar está un busto del Emperador Cuauhtémoc efectuado en el siglo XIX, y al cual todavía cada 13 de agosto, fecha de la rendición ante los conquistadores españoles, acuden personas para rendirle homenajes póstumos. Uno de los dos órganos del templo procede de España, cuando en 1688 el Venerable Cabildo de la Ciudad de México se lo solicitó al Rey Felipe IV, mismo que llegó a nuestro país en 1693 fabricado por Jorge de Sesma y que fuera instalado en 1695 por Tiburcio Sanz. 40 años más tarde fue estrenado oficialmente el órgano mexicano realizado por José Nazarte. En 1813 se restauran ambos aparatos, a los cuales se les añaden teclados, cajas de viento y al proveniente de Europa se le incluye un fuelle.

La reja que da al Coro fue fabricada en 1722 en Macao, China con el diseño del pintor mexicano Nicolás Rodríguez Juárez, para que se colocara el 10 de marzo de 1730. También puede ser admirado el Facistol, que es una especie de atril gigantesco en el que se colocaban libros de gran tamaño para que los cantos pudiesen ser vistos por los integrantes del coro. Este mueble fue obsequiado por el Arzobispo de Manila, Manuel Antonio Rojo de Río en 1762. Sin embargo, la noche del 17 de enero de 1967 un incendio destruyó parte del Retablo del Perdón, las sillas del Coro, los órganos, así como las pinturas de la cúpula y la parte superior del Retablo de los Reyes. Por ello, en 1972 se procedió a restaurar esta parte por Miguel Ángel Soto, mientras que la maquinaria de los órganos fueron restaurados en unos talleres en Holanda. El Coro de esta Catedral está en forma de hemiciclo y corresponde al mismo esquema de las iglesias ibéricas. De 1696 a 1697 se estableció una doble fila de tribunas con 59 relieves de santos. La obra fue hecha con base en madera de caoba, nogal y cedro. El costo fue de 16 mil 800 pesos.


Exactamente debajo del Retablo de los Reyes se ubican las criptas de los 39 Arzobispos que ha tenido la Ciudad de México, que fue inaugurada por Fray Juan de Zumárraga, cuya tumba se encuentra a la entrada de esta cripta y encima de la cual se eleva la escultura labrada en mármol del propio Zumárraga, en la que resalta en su vestimenta la Virgen de Guadalupe, ya que es de todos conocido que fue a él, a quien el Santo Juan Diego mostró las pruebas de las apariciones de la Virgen Morena. Como dato curioso, en la base de la tumba está una calavera labrada en piedra que fue encontrada en las excavaciones del Templo Mayor. 

lunes, 1 de julio de 2013

LA IGLESIA Y EL HOSPITAL DE JESUS

El hospital de la Limpia y Purísima Concepción de Jesús Nazareno, conocido simplemente por Hospital de Jesús, fue fundado en el año de 1524 por Don Hernán Cortes, siendo así la primera institución médica de América.

LOS RETRATOS
Esta institución benéfica, donde se conservan los restos del conquistador, está ubicada en las calles de Pino Suárez y Republica del Salvador. El hospital cuenta con lo que podría ser el único retrato confiable de Hernán Cortes y Doña Marina; más conocida como la Malinche. Cortes a lo largo de su vida siempre rechazo la idea de contratar a un pintor para que hiciera un  retrato. Hay dos explicaciones posibles, una es de tipo europeo; quería demostrar su desdén a la gloria y al narcisismo.

La otra es más mestiza: en el mundo prehispánico, el hecho de ver su propia cara es considerado peligroso, pues da la posibilidad al alma de salir del cuerpo; por eso, los espejos son instrumentos de brujería. El ámbito indígena ignoraba la esencia misma del retrato. Cortes pudo haber decidido adaptarse a esa costumbre mexicana. Es por eso que los dos posibles retratos sobre estuco, que forman parte de la galería del hospital sean dos posibles retratos de Cortes, uno con vista de perfil y el otro de frente. En los dos el capitán general lleva la barba y un gorro al estilo de la primera mitad del siglo XVI.

La iglesia que pertenece al hospital de Jesús no fue erigida sino hasta 1611, cuando Pedro Cortes Ramírez, bisnieto de Hernán Cortes, empezó su construcción. El templo quedo inconcluso al momento de su muerte en 1629. Las obras se reiniciaron en 1662 y se concluyeron en 1688. La iglesia ostenta una sola torre de dos cuerpos, rematada por una estatua de bronce, lo que la hace diferente, ya que es la única iglesia que cuenta con una estatua en su torre.

LA ENIGMÁTICA FIGURA


Hay dos versiones sobre esta figura, una nos dice que se trata del Arcángel San Miguel, la otra nos habla de que llego en una Nao de china y que pudiera ser una figura oriental. Dentro de la iglesia podemos ver la representación de la virgen del Apocalipsis y a  al lado izquierdo del altar se encuentra la sepultura de Hernán Cortes. También podemos ver otra rareza en otra placa exterior fechada en 1919, siendo uno de los muy escasos testimonios mexicanos conmemorativos de las acciones cartesianas.

domingo, 30 de junio de 2013

LA LEYENDA DE LA CRUZ VERDE

UNA HISTORIA DE AMOR

Los habitantes de la nueva España tomaron la costumbre de adornar el exterior de sus residencias, colocando en un nicho la imagen de su santo preferido; el escudo de armas con sus cuarteles nobiliarios y la mayoría una cruz de diferentes tamaños. El centro del edificio era el lugar escogido. En algunas se colocaban faroles colgados de un pie de gallo de metal que iluminaban los nichos. Entre las casas que prefirieron poner las cruces y que sobresale por su tamaño y bello diseño, se encuentra la localizada en Correo Mayor (antes calle de los Migueles), esquina con Regina (antes calle de Cruz Verde), y conocida con ese mismo nombre “Cruz Verde”. De la cual cuenta la leyenda que don Álvaro Villadiego vio en uno de los balcones de su casa a una hermosa joven de la que se enamoro. Durante muchos días se dedico a averiguar quién era e hizo todo lo posible por llegar a verla y hablarle. Los padres de la dama la ocultaron y le prohibieron asomarse al balcón. Un día se enfermo la madre y burlando la vigilancia, salió al balcón para saciar su curiosidad y conocer al hombre que la pretendía.

Por fin, le pudo llegar una carta en la que le declaraba su amor y le ofrecía matrimonio, suplicándole que si ya no podía contestarle por ese medio, se lo manifestara con una cruz blanca y si aceptaba sus proposiciones pusiera una cruz verde. Después de varios días apareció la señal convenida, no obstante, tuvo que intervenir un sacerdote para vencer la resistencia de los padres e iniciar las relaciones amorosas. El asunto termino en una brillante y elegante boda a la que asistió el  Virrey y toda la nobleza de ese entonces. Para perpetuar el principio de sus relaciones con Doña María de Aldarafuente y Segura, después su esposa, mando a colocar al nivel del balcón una gran cruz de piedra, la cual la podemos ver en la actualidad. Pero lamentablemente el comercio informal nos impide apreciar en su magnitud muchos de estos monumentos históricos, como ocurre con esta singular cruz.

CURIOSIDADES EN PAREDES DEL CENTRO HISTORICO

UN LEÓN MARCA EL AGUA
En el año de 1725 el centro histórico sufrió una de las inundaciones más grandes que afecto la vida de todos los que habitaban en el primer cuadro. El agua subió a casi 2 mts. del nivel de suelo debido a lo ineficaz de los sistemas de desagüe y también a las intensas lluvias. Para conmemorar ese desagradable  capitulo, en las calles de Madero (antes de San Francisco) esquina con Motolinia podemos admirar “la cabeza de un León”, que la mayoría de personas pasa desapercibida sin notarlo. La pequeña cabeza está acompañada por un escudo que se encuentra en la esquina de enfrente y en el centro tiene grabada la fecha de la gran inundación.

UNA MANO COMO EJEMPLO
Otra curiosidad se encuentra en las calles de Jesús María esquina con Venustiano Carranza (antes Capuchinas), encontramos un nicho que contiene una imagen devocional y una referencia a una leyenda. La escultura es San José, las volutas y flores, así como la cavidad, muy decorada, indican que es del siglo XVIII. “Además, hay que notar la gran concha que sostiene el nicho”. En la base, hay una mano cercenada y clavada que nos recuerda la forma de castigar a los criminales de esa época; se les cortaba la mano para que no cometieran más crímenes. Los miembros mutilados se clavaban en cruces y se fijaban en sitios públicos como ejemplo y escarmiento. Pero también se cuenta que, el dueño de la llamada Casa de la Manita, al descubrir que un criado le estaba robando, le mochó la mano y la puso allí arriba (de la fachada) con una leyenda, como escarmiento. Pero la mano se empezó a echar a perder, entonces la mandó hacer de piedra. En otra versión de esta leyenda, dice que la mano cercenada es de un funcionario de la Nueva España que robó al erario y asi pago su mal acto.

UNA SERPIENTE GIGANTE
Muy cerca de ahí, en la calle de Mesones esquina con Pino Suárez, en lo que hoy es el Museo de la Ciudad de México se puede ver un vestigio de la grandeza mexica “la cabeza de una serpiente de piedra que sirve de cimiento para el edificio”. Esta colosal piedra nos dice como la cultura Azteca sirvió de base para la Nueva España.

UN CORAZÓN EN LA PARED
Siguiendo por esta misma calle, en el número 119, podemos ver todavía un altorrelieve con la representación de un “Sagrado Corazón de Jesús”, el edificio sirve hoy de bodega, pero en su momento fue un mesón para viajeros, que por cierta cantidad de dinero tenían comida y alojo durante las noches, los de más posibilidades económicas podían rentar una habitación para ellos y un lugar en el establo para su caballo, pero los más pobres dormían junto con el caballo en los establos del mesón.

LA VIRGEN DE GUADALUPE
La calle del Salvador nos muestra, en lo que hoy es la farmacia Paris, en el número 49, otro altorrelieve nos pone de manifiesto la fe y la devoción que tiene el pueblo de México en la Virgen de Guadalupe, se trata de una imagen que se distingue por su elaborada belleza y por su gran tamaño.
Este ha sido un breve recorrido por algunas de las muchas maravillas, curiosidades y misterios del corazón de la ciudad de México y le recomendamos, que si tiene tiempo visite estos lugares y remonte su imaginación a aquellos tiempos, tiempos de un interesantísimo pasado que por fortuna, aún tenemos los capitalinos.


Roberto Samael C. E.