LA ESQUINA DE LA RANITA
En esta esquina especial de Bolívar y
Venustiano Carranza, podemos apreciar un magnifico reloj que fue un pomposo
regalo que la colonia turca dio a México durante las celebraciones del primer
centenario de la Independencia. Y al igual que en varias plazas de esta nuestra
ciudad de México, en ésta también se construyó una caja de agua hacia mediados
del siglo XIX, que serviría tanto a las residentes del Colegio de Niñas como a
los vecinos en general. Hacia 1870, la plaza fue restaurada y rebautizada como
Plaza Cinco de Mayo, se colocó una fuente esculpida en su centro, se arboló y
se pusieron bancas bajo las sombras.
Diecisiete años más tarde, todo fue retirado,
los árboles cortados y se rebautizó con el nombre de Victoria. Todo fue en
vano, porque los vecinos no hicieron caso a ninguno de los dos nombres, pues
para ellos siguió siendo la Plaza del Colegio de Niñas. La Ranita es otro
nombre que popularmente recibe la plaza, debido a que una rana adorna la
fuente, otro regalo (cabe destacar, que él no se sabe a ciencia cierta quien
dono al simpático anfibio), la cual no fue retirada gracias a los boleros de
zapatos que acostumbraban arrojarle moneditas y pedir su deseo del día cada
mañana.
En contra esquina se encuentra el antiguo
colegio de niñas, una de las instituciones privadas más reputadas de su tiempo,
y que hoy alberga el Club de banqueros; en lo que ahora podemos ver las
oficinas de Bancomer, en 1910 se encontraba el edificio del Banco de Londres y
México, el más grande del país por ese entonces; y, cabe mencionar, sobre lo
que actualmente es Venustiano Carranza, antiguamente la calle de Cadena, a media
cuadra hacia el oriente se encontraba la residencia oficial de don Porfirio
Díaz. Lo que hace a este pequeño monumento testigo, no sólo de la apoteosis del
Porfiriato, sino de su momento más febril, cuando una turba iracunda exigía,
desde la esquina de Isabel la Católica y Cadena, la renuncia del ex presidente.
Roberto Samael C E