MÉXICO
PIERDE MITAD DE SU TERRITORIO
Roberto
Samael C. E.
No
cabe duda que entre los mexicanos un personaje que llama la atención por sus
actos y por qué se cree que él fue el responsable de que nuestro país perdiera
gran parte de sus territorios, hace que Santa Anna, pase a ser conocido y
recordado como un traidor a su patria, y aunque las circunstancias, su
negligencia y hechos tuvieron mucho que ver, este personaje “ilustre” ha
marcado nuestra historia de México, tristemente de esa forma.
Antonio
de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón nació en Xalapa,
21 de febrero de 1795. Fue un político y militar mexicano. Además, presidente
de México, aunque en la gran mayoría de textos se dice que ocupó la presidencia
en once ocasiones, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las
Revoluciones de México (INEHRM) sostiene que solo fueron seis veces. Instaurado
como dictador vitalicio con el tratamiento de Alteza Serenísima, aunque
derrocado años más tarde. A lo largo de su extensa carrera política fue
considerado ambiguo por participar en partidos contrarios, ya fuera con
realistas, monárquicos, republicanos, unitarios, federales, liberales o
conservadores. Santa Anna fue también gobernador de Yucatán (1824 - 1825) y de
Veracruz en 1829.
Cuando
ocupaba la presidencia, Santa Anna sufrió otro revés, al suscitarse de nuevo la
cuestión texana. Cuando en 1843, Estados Unidos planteó la incorporación de
Texas a su territorio, Santa Anna intentó zafarse de la escena política para no
sufrir descalificaciones de la opinión pública. Puso de pretexto la muerte de
su esposa Doña Inés García y Martínez de Uscanga para retirarse de la
presidencia mientras pasaba el furor público por la anexión de Texas a los
Estados Unidos. A los cuarenta días de luto por su mujer, Santa Anna contrajo
matrimonio con la señorita Doña Dolores Tosta y Gómez, escándalo que contribuyó
a aumentar su descrédito en un momento en que se le recordaba su anterior
episodio en Texas y se le pedían responsabilidades. El retiro de la escena
política en ese momento lo pagó con un largo exilio en La Habana.
En
ausencia de Santa Anna, la situación interna en México estaba repartida entre
hostilidades y caos político. Durante aquella situación, en EE. UU, James K.
Polk había ocupado la presidencia del país. Polk era un conocido expansionista
que desde hacía tiempo tenía puestos sus ojos en los territorios mexicanos de
la Alta California y Nuevo México. El 29 de diciembre de 1845, para el enojo de
los políticos mexicanos, quienes nunca reconocieron la independencia de Texas,
el Congreso de los Estados Unidos (a instancias de Polk y su antecesor Tyler)
aprobó la incorporación de Texas a la Unión Americana; un hecho que deterioró
rápidamente las relaciones entre México y Estados Unidos. Dicha situación se
agravó aún más cuando el gobierno mexicano se negó a recibir al embajador
enviado por Polk para comprar los territorios deseados por 15 millones de
dólares.
Aquello
fue aprovechado por Polk como pretexto para presionar al Congreso a declarar la
guerra. En tanto, a fin de presionar más las cosas, Polk había enviado tropas
al mando de Zachary Taylor en las periferias del río Bravo; aun cuando se
consideraba al río Nueces como el límite oficial con Texas, unos kilómetros más
al norte. Aunque las escaramuzas entre ambos contingentes fueron directamente
provocadas por los estadounidenses dentro de suelo mexicano y sin declaración
de guerra previa, Polk hizo ver a los mexicanos ante el Congreso como si
hubieran sido los culpables. Con ello, la guerra entre ambos países dio inicio
el 8 y 9 de mayo de 1846. El gobierno de Valentín Gómez Farías decidió llamar
de vuelta al general Santa Anna para dirigir los esfuerzos nacionales. A pesar
de que logró amasar un considerable ejército, el evidente atraso tecnológico de
este (el ejército usaba armas de tiempos de la Independencia) así como la falta
de una cadena de mando eficiente, de nada le sirvió contra las fuerzas
tecnológicamente superiores y mejor disciplinadas de Estados Unidos. Aquello
significó una serie de derrotas consecutivas en todas las acciones bélicas de
la guerra (la mayoría desarrollada en el norte).
Se
sabe que casi logró una victoria en la Batalla de la Angostura, pero se retiró
inexplicablemente a un paso de derrotar al general Taylor. Después, en su natal
estado de Veracruz, fue derrotado en la Batalla de Cerro Gordo, en buena medida
debido a que su artillería atacó a los centinelas del ejército estadounidense,
revelando su posición. El grueso del ejército estadounidense evitó el camino
donde Santa Anna pretendía atraparlos y atacó al ejército mexicano desde varios
flancos, causando su derrota. Tras evacuar la capital del país, Santa Anna se
exilió de nuevo, esta vez en Colombia.
Exiliado Santa Anna, el Congreso firmó
el Tratado de Guadalupe Hidalgo, con el cual México perdió los estados de Alta
California y Nuevo México (hoy California, Arizona, Nevada, Colorado, Utah y
parte de Wyoming) a favor de los Estados Unidos, que se comprometió a pagar una
indemnización de 15 millones de dólares a México. Santa Anna fallece en las
calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, entre 20 y 21 de junio de
1876.
La dirección exacta por fis
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