Considerado el Primer Monumento
Religioso de América, la Catedral Metropolitana de México fue edificada a lo
largo de 218 años por 16 arquitectos sobre una plancha de cemento cimentada por
22 mil estacas de madera, que han resistido sismos, incendios y hundimientos
por más de 400 años. Construido sobre un centro ceremonial Mexica, luego de la
conquista, fue alzada una catedral provisional sobre lo que sería parte del
atrio y Zócalo, misma que sería demolida en 1626.
En 1573 se inició la magna obra
literalmente sobre el fango. Para salvar este obstáculo, se copió el modelo de
los Mexicas y se llevó a cabo una plancha de cascajo y piedra sobre estacas de
madera a una distancia de 60 centímetros cada una. En los primeros 100 años de
la obra, ésta se hundió 75 centímetros. Hoy en día hay una diferencia de 1.40
metros de diferencia en el desnivel si uno camina desde la esquina de la calle
de Guatemala al lado oeste del Zócalo. Del modelo original lo único que no se
concretó fueron dos torres que deberían estar del lado de la calle de
Guatemala. Lo primero que se concluyó fue el Altar de los Reyes, terminado por
el arquitecto Gerónimo de Balvés, hecho totalmente de madera tallada, con
imágenes de santas y santos que fueron reyes y reinas; dicho Retablo está
cubierto con hojas de oro y que fue la primera muestra del estilo
churrigueresco combinado con barroco.
Hacia 1667 se completó el techo
de la construcción. Quizá lo que vino después fue la Sacristía en forma de
bóveda. La cúpula la concluyó el arquitecto catalán Manuel Tolsá. En este sitio
hay cuatro murales en los que se representan episodios bíblicos como la
Creación y la lucha entre Dios y Satán. Fueron obra de artistas del Virreinato
como Villalpando e Ibarra. También está una pequeña imagen de la Virgen de la
Asunción, a la cual fue dedicada la Catedral. Literalmente pegado a la Catedral
fue edificado el Sagrario en 1740, debido a que por motivos religiosos, faltaba
una iglesia que se abocara a las labores que cada templo tiene obligación. En
cada uno de los costados del templo están repartidas siete capillas, cada una
esta separada por muros de 2.80 metros de espesor, lo que ha servido como
contrapeso en contra de las inundaciones y temblores. Esta construcción tiene
un peso de 127 mil toneladas.
Por cierto que el Calendario
Azteca, hallado en 1790, estuvo pegado por muchos años en una pared del sector
oeste del inmueble. Más adelante se quitó de ahí, aunque lo que continúa en esa
parte es una placa conmemorativa. Cerca de este lugar está un busto del
Emperador Cuauhtémoc efectuado en el siglo XIX, y al cual todavía cada 13 de
agosto, fecha de la rendición ante los conquistadores españoles, acuden
personas para rendirle homenajes póstumos. Uno de los dos órganos del templo procede
de España, cuando en 1688 el Venerable Cabildo de la Ciudad de México se lo
solicitó al Rey Felipe IV, mismo que llegó a nuestro país en 1693 fabricado por
Jorge de Sesma y que fuera instalado en 1695 por Tiburcio Sanz. 40 años más
tarde fue estrenado oficialmente el órgano mexicano realizado por José Nazarte.
En 1813 se restauran ambos aparatos, a los cuales se les añaden teclados, cajas
de viento y al proveniente de Europa se le incluye un fuelle.
La reja que da al Coro fue
fabricada en 1722 en Macao, China con el diseño del pintor mexicano Nicolás
Rodríguez Juárez, para que se colocara el 10 de marzo de 1730. También puede
ser admirado el Facistol, que es una especie de atril gigantesco en el que se
colocaban libros de gran tamaño para que los cantos pudiesen ser vistos por los
integrantes del coro. Este mueble fue obsequiado por el Arzobispo de Manila,
Manuel Antonio Rojo de Río en 1762. Sin embargo, la noche del 17 de enero de
1967 un incendio destruyó parte del Retablo del Perdón, las sillas del Coro,
los órganos, así como las pinturas de la cúpula y la parte superior del Retablo
de los Reyes. Por ello, en 1972 se procedió a restaurar esta parte por Miguel Ángel
Soto, mientras que la maquinaria de los órganos fueron restaurados en unos
talleres en Holanda. El Coro de esta Catedral está en forma de hemiciclo y
corresponde al mismo esquema de las iglesias ibéricas. De 1696 a 1697 se
estableció una doble fila de tribunas con 59 relieves de santos. La obra fue
hecha con base en madera de caoba, nogal y cedro. El costo fue de 16 mil 800
pesos.
Exactamente debajo del Retablo de
los Reyes se ubican las criptas de los 39 Arzobispos que ha tenido la Ciudad de
México, que fue inaugurada por Fray Juan de Zumárraga, cuya tumba se encuentra
a la entrada de esta cripta y encima de la cual se eleva la escultura labrada
en mármol del propio Zumárraga, en la que resalta en su vestimenta la Virgen de
Guadalupe, ya que es de todos conocido que fue a él, a quien el Santo Juan
Diego mostró las pruebas de las apariciones de la Virgen Morena. Como dato
curioso, en la base de la tumba está una calavera labrada en piedra que fue
encontrada en las excavaciones del Templo Mayor.
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